¿Es tarde para hablar de los cursos de verano? ¿No? ¿Sí pero os da igual? Entonces hoy toca quejarse un poco de la USAL. Me han estafado y estoy enfadada. A ver cómo lo explico para que se entienda y no parezca esto el Quijote.
En junio, en la lista de cursos de verano ofrecidos por nuestra Universidad había uno carísimo y con una pinta estupenda sobre dibujo digital (Photoshop, vamos). El curso lo ofrecía la USAL, lo organizaba un tal Eusebio Sánchez y lo impartían unos chicos de una empresa de diseño gráfico de Barcelona.
Éstos últimos se portaron estupendamente, pero la USAL y el organizador me provocan cierta sensación... ummm... cómo lo explico... ¿los humanos podemos tener sed de sangre? Sí, ¿verdad? Pues eso...
La culpa de todo la tiene la tableta digital que iba incluida en el precio del curso (por eso era tan caro; podías llevar la tuya propia y pagar 80€ menos de matrícula si querías). Yo pagué el precio completo porque cuando me matriculé, no ponía en ninguna parte que tuviera opción de llevar mi propia tableta (eso lo añadieron después), pero da igual, al lado del lío general que hubo, esa parte tampoco tiene mucha importancia.
La cosa es que nos dieron una tableta peor y más barata que la que figura en la matrícula, no hay recibos, hay algunos alumnos que -vete a saber por qué- sí recibieron la tableta que debían... Algunos hemos escrito a Eusebio (¡sé que acabarás leyendo esto, quiero mi dinero y mi recibo!), porque el último día del curso nos explicó que la culpa había sido de un mal reparto, que si había tanto problema le mandáramos un e-mail diciéndole quiénes éramos y que se arreglaba el tema. Yo (y no sólo yo) escribí, me pidieron un número de cuenta para ingresarme la diferencia, les di el número de cuenta, y bueno... a lo mejor os lo han ingresado a alguno de vosotros por error, porque a mí no me han dado mi pasta.
Aunque no lo parezca, no me quejo de El Señor de las Tabletas, que también. Me quejo de la USAL. Porque cuando me apunto a un curso que da la Universidad, me fío de ellos para que no me estafen. Confío en que, si voy a pagar una pasta, es porque ellos han comprobado que eso es lo que hay que pagar, que el material que me van a dar es el adecuado y que no voy a tener motivos meses después del curso para despotricar en un blog porque me han timado y estoy frustrada y cabreada. Pero no es así, está claro. La USAL se lleva... no sé, el dinero, la publicidad, lo que sea que se lleven por estos cursos, y les da completamente igual que los alumnos tengamos que estar después armando líos para que nos den lo que es nuestro.
Así que
TODOS A LA HOGUERA. Uy. Bueno, igual no es para tanto, la verdad es que el curso molaba un montón... de hecho os lo recomiendo; pero llevad vuestro material de casa, nada de dejar que compren ellos las tabletas digitales (o lo que toque) como intermediarios. A la USAL, vista la experiencia, está muy bien pagarle por contenidos, pero nunca por material. Al menos, a mí me la han liado una vez, pero la siguiente me lo pienso. Espero que este post le ahorre un disgusto en el futuro a alguno.
¡Saluditos!
p.d. La ligera falta de ira del post se debe a que ha pasado tiempo y ya no estoy tan cabreada; la semana que siguió a la del curso estaba que me subía por las paredes. Tengo que volver al yoga o me va a dar un paro cardíaco.
Actualización:Ya se ha medio arreglado el tema. El desenlace
aquí.